viernes, 11 de noviembre de 2016

Recuerdos de Bandera

                                    Toda mi familia es originaria de La Pampa,de pueblos chicos. mi padre trabajaba en el banco de la nación, y para hacer carrera era imprescindible estar dispuesto  a los traslados a diferentes lugares del país. Su primer destino fue Bandera, un pueblito de Santiago del Estero,de 2000 habitantes,con todas sus calles de tierra,con pocas casas de material y donde la pobreza brotaba por todas partes.
                                     Para un niño adaptarse a un nuevo lugar es fácil,porque el juego y la escuela son los principios vinculantes por los cuales te integras rápidamente a esa comunidad. Transcurría el año 1970 y me tocaba empezar el 4to grado. obviamente era el único colegio del pueblo y donde se expresaba la alegría,la tristeza,las necesidades,los problemas de salud etc.
                                      A mi hermano y a mi,nos sorprendió el alimento que se le daba a todos los alumnos,en los meses que hacia calor consistía en mazamorra y en los meses mas fríos locro,porque era el único plato de comida que ingerían en todo el día.  Al principio ni lo probábamos,después cuando llego el traslado a otro destino, lo extrañábamos.

                                     En ese contexto,recuerdo a un compañero y a un amigo entrañable,le decíamos Carbonilla.  Era un chico muy bueno,de corazón grande. El era integrante de una familia muy numerosa,tenia como 10 hermanos. Su padre era un trabajador muy humilde,vivían y trabajaban en una carbonería.  Su naturaleza era de piel morena y sumado al ambiente donde vivía siempre estaba negrito.

                                    El era de esos amigos incondicionales de esa infancia tan linda,siempre dispuesto a jugar,a compartir,a reír,a llorar,a pelearnos,pero al rato estar juntos de vuelta. Ala tarde siempre tomaba la leche en mi casa,porque en la de el eran muchos y no alcanzaba para todos.

                                   La casa que nos había provisto el banco era una de las pocas que tenia una pileta chica para refrescarse de las temperaturas extremas de los veranos y era el centro de reunión de los amigos y compañeros del colegio.

                                   Un día llego la despedida,a papa lo trasladaron nuevamente y la vida continuo en otro lugar para nosotros,nos volvimos a ver una sola vez mas,en un paso fugaz de un paseo por el norte y después nunca mas, y hoy me pregunto que será de tu vida querido carbonilla.

                                                                                        Julio Omar Beola

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