viernes, 11 de noviembre de 2016

Invierno de 1984 - Memorias y reseñas de inviernos anteriores

26 de mayo de 1984. Recuerdo que empezaba a caer agua nieve por tres días seguidos. Eso se convertía en nevadas fuertes posteriormente que duraron hasta octubre. Si bien recuerdo que hacia principios de agosto habían amainado un poco las nevadas, todo junio fue espeluznante y julio ya no tan tremendo.
En mayo había nacido mi hijo, por lo que estaba con parte de maternidad durante ese invierno que me impedía salir con el bebé por las adversidades climáticas.
El día que comenzó a nevar fuertemente, mi esposo volvía con sus compañeros de trabajo del hotel en donde trabajaba frente al lago Mascardi. A la altura del balcón del Gutiérrez la visibilidad era nula. Como eso representaba peligro para seguir transitando con el vehículo que llevaba al personal, los empleados se bajaron del colectivo para guiar al chofer hacia donde debía continuar y de esa forma evitar una caída al precipicio. Finalmente después de algunas horas llegaron a la calle O'Nelli en Bariloche, en donde mi esposo se bajó para emprender el camino de a pie hacia el hogar. Contaba que le costaba mucho avanzar ya que con cada paso quedaba enterrado en la nieve hasta más arriba de las rodillas. Finalmente llegó a la casa casi de noche. Nevaba y nevaba.

Refugio Centenario, nevada del año 1984¹ Cerro Catedral






En el barrio Jardín Botánico la nieve llegaba a un metro y en Catedral alcanzaba los dos metros.







Era casi imposible andar en auto, y menos en un Fiat 600 que era el coche que nosotros teníamos. Recuerdo haber hecho trayectos de a pie para hacer trámites. Una de esas caminatas era a lo largo de la calle Ángel Gallardo que estaba hecha una pista de patinaje hacia el atardecer.

Mi hermano mayor me contaba que el invierno del 84 era similar al del 51 y del 44 según contaban antiguos pobladores. En otros inviernos posteriores al 51 si bien no eran tan bravos, mi hermano recordaba que mi madre lo llevaba en trineo cuando salía para hacer trámites y cuando el era mayor y tenía que salir, bajaba esquiando hasta la calle Mitre. Yo nací en el 51 y mi madre me contó que al nacer había doce grados bajo cero en pleno junio, el mes en el que nací. Nosotros vivíamos en la calle 24 de Septiembre que es muy empinada y que se convertía en una pista de hielo al igual que “la plaza” (plaza Belgrano) que era similar a un bloque congelado. Recuerdo que cuando éramos niños, la calle 24 de Septiembre se convertía en una cancha de trineo, en la que se juntaba todo el barrio para divertirse hasta entrada la noche. Cuando bajábamos con el trineo a gran velocidad, cada piloto de trineo gritaba: "cancha, que pasa la chancha".

Referencias:

¹Foto de: ( http://mountainclubcatedral.com/historia.php )

Brígida I. Bochert

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